Mis días navideños se han caracterizado principalmente por viajes de Madrid al pueblo, y viceversa, abrumados de recuerdos, cargados de melancolía y, sobre todo, de pensamientos. Sí, esos pensamientos que son provocados aún más mirando al horizonte, y a su vez, a la nada mientras divisaba los movimientos del tráfico entre el paso de los segundos y el paisaje. Sin lugar a dudas, hace días que vengo pensando en tres palabras y términos principales que, concretamente, ponen título a ésta entrada y que les voy a buscar un significado a situaciones más que comunes y que suceden más de lo que se piensa.
Legemerancia, como la magia o técnica utilizada en el mundo de Harry Potter de J.K. Rowling, que sirve para conocer, descubrir y saber el más mínimo detalle de lo que piensa una persona. Los libros de dicha saga llegan a decir que para practicarla es de vital importancia establecer contacto visual con la persona a la cual se le leerá el pensamiento y, sobre todo, es necesario llevar a cabo el hechizo "Legeremens". ¿Quién no ha efectuado la legemerancia en la vida real? ¿Quién no ha pensado en alguien importante constantemente descifrando para sí mismo sus mayores virtudes, defectos, ilusiones y miedos? ¿Quién no ha pensado en una historia e, incluso, situación imaginaria que, posteriormente, ocurría? ¿Quién de nosotros no ha mirado a alguien con ojos demostrando afecto, cariño e importancia hacia una persona casi imprescindible? ¿Quién no nos ha devuelto una mirada de aprobación al mirar con las intenciones anteriormente descritas, queriendo decirnos a la vez: "Aunque sepas que necesito alguien que se preocupe de mi de esa manera con la que me has mirado, ni se te ocurra decírselo a alguien". Dicho por algunas personas que me conocéis bastante de cerca, no me lo habéis dicho nunca con la palabra "Legemerante", sin embargo, me lo habéis dicho mediante términos y palabras como ser muy cercano, curioso, detallista y observador.
Oclumancia, como la magia o técnica utilizada en el mundo de Harry Potter de J.K. Rowling, que en contraposición a la Legemerancia, sirve para proteger y salvaguardar los propios pensamientos de una persona. Los libros de dicha saga llegan a alegar que para practicarla debes ser bastante experto en la ocultación de los más profundos pensamientos y sentimientos, siendo sobre todo importante el llevar a cabo el hechizo "Oclumens". ¿Quién no ha efectuado la oclumancia en la vida real? ¿Quién no ha pensado en una historia e, incluso, situación imaginaria que, de ninguna de las maneras, se buscaba que se ocasionase? ¿Quién no ha pensado en alguien importante constantemente en silencio y, sobre todo ocultándolo para sí mismo, descifrando sus mayores virtudes, defectos, ilusiones y miedos? ¿Quién de nosotros no ha perdido o ha dejado marchar a personas por miedo, por no sincerarse con sus pensamientos y sentimientos más profundos y, simplemente, por no decir unas últimas palabras aclaratorias? ¿Quién no nos ha devuelto una mirada temerosa al mirar queriendo decirnos a la vez: "He tropezado muchas veces, he dado mi confianza y mi mano a alguien de quién esperaba algo más y, sobre todo, he llorado callando todo lo que pienso y siento en absoluto silencio". Dicho por algunas personas que me conocéis bastante de cerca, no me lo habéis dicho nunca con la palabra "Oclumante", sobre todo, porque escasas veces he mostrado sobre mí una gran decepción o llanto a pesar de sufrirlo, y si lo hacía, era algo tarde. Sobre todo, creo que me queda bastante por aprender de salvaguardar mejor mis sentimientos y pensamientos profundos para mi mismo.
Pensamientos, como palabra que para mi tiene un significado propiamente dicho: Son fragmentos de nuestra mente que deben ser mostrados con cierta cautela, prudencia y seguridad y, a su vez, con cierto entusiasmo, optimismo y predisposición. Al fin y al cabo, los pensamientos deben ser un equilibrio entre legemerancia y oclumancia pero, ante todo, deben ser una ilusión en la que creer, un camino en el que existen muchas señales que te obligan a no parar de caminar y un proyecto de futuro en el que es irremediable no dejar de mirar hacia adelante.
¡A POR ELLO! ¡COMENZAMOS!
Demasiado bien explicado, muy cuerdo
ResponderEliminar